En estos primeros días de Septiembre se cumplen 70 años del inicio del mayor conflicto armado que ha vivido la humanidad en toda su historia, la Segunda Guerra Mundial, cuyo origen se fecha el 1 de Septiembre de 1939 con la invasión de Polonia por los alemanes primero y por los rusos algunos días después, sin que Reino Unido o Francia, aliados de los polacos, acudieran en su ayuda.
A partir de ahí murieron más de 60 millones de personas (un 2% de la población mundial de la época), entre los que se contabilizan 1 de cada 5 polacos (judíos y no judíos) durante toda la ocupación nazi.
Varsovia, la capital polaca, fue la que más acusó la ocupación, siendo prácticamente destruida en su totalidad, mientras que Cracovia, la segunda ciudad en importancia y antigua capital medieval, tuvo mayor suerte y apenas sufrió daños, aunque tuvo que soportar que la Schutzstaffel alemana, las SS, establecieran allí sus cuarteles generales. Además, en la Polonia ocupada se establecieron varios campos de concentración y de exterminio masivo donde los judíos morían en cámaras de gas inmediatamente después de su llegada en tren desde diversos puntos de origen: Hungría, Francia, Holanda, Grecia, Chequia, Eslovaquia, Bélgica, Alemania, Yugoslavia, Italia…
Belzec, Sorbibor, Treblinka… es el nombre de algunos de aquellos campos, aunque el más famoso de todos ellos es el de Auschwitz-Birkenau, donde más de un millón cien mil personas encontraron la muerte.
Visitar Auschwitz I y Auschwitz II Birkenau hoy en día es algo que quizá muchos no entiendan, al igual que visitar Cracovia y, aparte del precioso centro histórico medieval, acudir a las zonas donde aún perduran los restos de la invasión nazi, como el Campo de Concentración de Plaszow, el Ghetto judío o la fábrica de Oskar Schindler, actualmente en proceso de reconversión a Museo; pero más incomprensible es aún que, en pleno siglo XX, una nación culta y centroeuropea como Alemania pudiera cometer las atrocidades que cometieron.
Allí no están las respuestas, éstas se encuentran en los libros y los documentales, allí solo están los hechos, lo que queda de las cámaras de gas, los barracones, las montañas de pelo humano, las maletas, las fotos, los utensilios de cocina, todo envuelto con mucho respeto, como testigo perpetuo que invita a la reflexión para que, pase lo que pase, nunca jamás, pasen 70, 700 o 7.000 años, se vuelva a producir nada como aquello.
Se cumplen 70 años del inicio de la II Guerra Mundial y no va a ser fácil hablar de Auschwitz ni de la Cracovia ocupada por los nazis, pero lo vamos a intentar porque hay mucho que contar y, ya aviso de antemano, no va a ser agradable en su mayoría.
Próximamente, más…
A partir de ahí murieron más de 60 millones de personas (un 2% de la población mundial de la época), entre los que se contabilizan 1 de cada 5 polacos (judíos y no judíos) durante toda la ocupación nazi.
Varsovia, la capital polaca, fue la que más acusó la ocupación, siendo prácticamente destruida en su totalidad, mientras que Cracovia, la segunda ciudad en importancia y antigua capital medieval, tuvo mayor suerte y apenas sufrió daños, aunque tuvo que soportar que la Schutzstaffel alemana, las SS, establecieran allí sus cuarteles generales. Además, en la Polonia ocupada se establecieron varios campos de concentración y de exterminio masivo donde los judíos morían en cámaras de gas inmediatamente después de su llegada en tren desde diversos puntos de origen: Hungría, Francia, Holanda, Grecia, Chequia, Eslovaquia, Bélgica, Alemania, Yugoslavia, Italia…
Belzec, Sorbibor, Treblinka… es el nombre de algunos de aquellos campos, aunque el más famoso de todos ellos es el de Auschwitz-Birkenau, donde más de un millón cien mil personas encontraron la muerte.
Visitar Auschwitz I y Auschwitz II Birkenau hoy en día es algo que quizá muchos no entiendan, al igual que visitar Cracovia y, aparte del precioso centro histórico medieval, acudir a las zonas donde aún perduran los restos de la invasión nazi, como el Campo de Concentración de Plaszow, el Ghetto judío o la fábrica de Oskar Schindler, actualmente en proceso de reconversión a Museo; pero más incomprensible es aún que, en pleno siglo XX, una nación culta y centroeuropea como Alemania pudiera cometer las atrocidades que cometieron.
Allí no están las respuestas, éstas se encuentran en los libros y los documentales, allí solo están los hechos, lo que queda de las cámaras de gas, los barracones, las montañas de pelo humano, las maletas, las fotos, los utensilios de cocina, todo envuelto con mucho respeto, como testigo perpetuo que invita a la reflexión para que, pase lo que pase, nunca jamás, pasen 70, 700 o 7.000 años, se vuelva a producir nada como aquello.
Se cumplen 70 años del inicio de la II Guerra Mundial y no va a ser fácil hablar de Auschwitz ni de la Cracovia ocupada por los nazis, pero lo vamos a intentar porque hay mucho que contar y, ya aviso de antemano, no va a ser agradable en su mayoría.
Próximamente, más…
qué extraño que no haya escuchado nada por la tele, pues 70 años es un aniversario importante... uno d mis profesores fue una vez a visitar un campo de concentracion y nos hablo d lo atroz k era, los patucos d los bebes k morian alli, las camaras d gas, el pelo humano y el jabon aun a medio hacer...
ResponderEliminarqué nunca jamás se repita esa barbarie :S
Ya te digo... En fin, a ver qué nos cuentas...
ResponderEliminarUn besillo ^^
Luismi, échale un vistazo a los kioscos, hay varios periódicos que han sacado coleccionables sobre el tema: sellos y alguna cosa más. Y sí, es atroz ver aquello, hay que ir bien preparado mentalmente, habiendo leído algún libro o algún documental, aquello no es la Catedral de Florencia precisamente…
ResponderEliminar“Yo”, iré contando, esto creo que me va a llevar buena parte del otoño. Afortunadamente habrá cosas más bonitas que mostrar, ya os iré informando de cuando y donde, jeje…
Salu2