Amanece lluvioso y nos preparamos para visitar Kutná Hora, junto con Karlovy Vary, una de las atracciones turísticas que están empezando a cuajar entre los que se animan a visitar Praga y alrededores.
La visita comienza con la Catedral de Santa Bárbara, que pretendía rivalizar en tamaño con la de San Vito en Praga. No lo consiguió por falta de presupuesto y el resultado es una enorme mole bastante llamativa por fuera, pero austera en decoración en su interior.
Kutná Hora fue la segunda ciudad más importante del Reino de Bohemia después de Praga gracias a las Minas de Plata y la Casa de la Moneda, donde los distintos reyes acuñaban sus denarios. La siguiente parada será La Corte Italiana, Casa de la Moneda y Residencia Real, donde un artesano nos enseñará el ritual de la acuñación de moneda antigua, basada en un golpe seco de cincel sobre los discos de metal imprimiendo en ellos la efigie del rey de turno. En otras dependencias visitaremos la Sala de Plenos y la Capilla de San Wenceslao y Santa Ladislava.
Las hoy extintas minas de plata también forman parte del recorrido turístico, y allí nos explicarán como se realizaba el trabajo de la minera siglos atrás por pequeños hombres que se internaban en las entrañas de la tierra en busca del preciado metal. Incluso tendremos la ocasión de bajar a una mina, linterna en mano, a 30 metros de profundidad donde podremos sufrir la claustrofobia de deambular por los estrechos túneles…
A estas alturas ya nos hemos hecho una idea de qué pudo pasar en Kutná Hora para no llegar a ser la gran ciudad que pretendía ser; y es que el esplendor y riqueza generados por las minas de Plata trajo el asedio y saqueo por parte de los invasores y revoluciones internas. Finalmente, las enfermedades solo le dieron la puntilla a una ciudad moribunda, buena prueba de ello es la Columna de la Peste, erigida como expresión de ruego para conjurar la epidemia…
Y tras la decadencia, la muerte, y en este punto es obligatorio en Kutná Hora acercarse al suburbio de Seldec, donde se encuentra una capilla un tanto particular; El Osario de la Capilla del cementerio de todos los Santos y su peculiar historia, no apta para personas sensibles:
El cementerio se hizo celebre gracias al puñado de Tierra Santa de Jerusalén que un abad esparció en él. Miles de personas quisieron ser enterradas allí, numero que creció exponencialmente debido a las epidemias de peste y las guerras husitas. Finalmente, fue necesaria la construcción de una capilla anexa para almacenar los huesos sobrantes.
En 1870 el escultor Frantisek Rint tuvo la macabra ocurrencia de usar los huesos de aquellas miles de personas para decorar la capilla. El resultado es sobrecogedor y así podemos contemplar una enorme lámpara de araña construida con huesos, mientras que cientos más decoran las bóvedas e incluso podemos ver un gigantesco escudo de armas construido con el mismo material....
Nacimiento, crecimiento, decadencia, muerte y recuerdo, Kutná Hora es el ciclo de la vida, la vida de una ciudad...
La visita comienza con la Catedral de Santa Bárbara, que pretendía rivalizar en tamaño con la de San Vito en Praga. No lo consiguió por falta de presupuesto y el resultado es una enorme mole bastante llamativa por fuera, pero austera en decoración en su interior.
Kutná Hora fue la segunda ciudad más importante del Reino de Bohemia después de Praga gracias a las Minas de Plata y la Casa de la Moneda, donde los distintos reyes acuñaban sus denarios. La siguiente parada será La Corte Italiana, Casa de la Moneda y Residencia Real, donde un artesano nos enseñará el ritual de la acuñación de moneda antigua, basada en un golpe seco de cincel sobre los discos de metal imprimiendo en ellos la efigie del rey de turno. En otras dependencias visitaremos la Sala de Plenos y la Capilla de San Wenceslao y Santa Ladislava.
Las hoy extintas minas de plata también forman parte del recorrido turístico, y allí nos explicarán como se realizaba el trabajo de la minera siglos atrás por pequeños hombres que se internaban en las entrañas de la tierra en busca del preciado metal. Incluso tendremos la ocasión de bajar a una mina, linterna en mano, a 30 metros de profundidad donde podremos sufrir la claustrofobia de deambular por los estrechos túneles…
A estas alturas ya nos hemos hecho una idea de qué pudo pasar en Kutná Hora para no llegar a ser la gran ciudad que pretendía ser; y es que el esplendor y riqueza generados por las minas de Plata trajo el asedio y saqueo por parte de los invasores y revoluciones internas. Finalmente, las enfermedades solo le dieron la puntilla a una ciudad moribunda, buena prueba de ello es la Columna de la Peste, erigida como expresión de ruego para conjurar la epidemia…
Y tras la decadencia, la muerte, y en este punto es obligatorio en Kutná Hora acercarse al suburbio de Seldec, donde se encuentra una capilla un tanto particular; El Osario de la Capilla del cementerio de todos los Santos y su peculiar historia, no apta para personas sensibles:
El cementerio se hizo celebre gracias al puñado de Tierra Santa de Jerusalén que un abad esparció en él. Miles de personas quisieron ser enterradas allí, numero que creció exponencialmente debido a las epidemias de peste y las guerras husitas. Finalmente, fue necesaria la construcción de una capilla anexa para almacenar los huesos sobrantes.
En 1870 el escultor Frantisek Rint tuvo la macabra ocurrencia de usar los huesos de aquellas miles de personas para decorar la capilla. El resultado es sobrecogedor y así podemos contemplar una enorme lámpara de araña construida con huesos, mientras que cientos más decoran las bóvedas e incluso podemos ver un gigantesco escudo de armas construido con el mismo material....
Nacimiento, crecimiento, decadencia, muerte y recuerdo, Kutná Hora es el ciclo de la vida, la vida de una ciudad...
solo una expresión para expresar ese peazo de viahe: waw!
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