Cuando se acaba un año suelo hacer balance de cómo ha ido la cosa, si ha sido peor o mejor que el anterior y cómo se presenta el siguiente. Generalmente pienso en mi mismo y en los que me rodean; pero hoy, en este momento, me ha dado por pensar más allá, en todos los que habitamos esta bola de tierra y agua llamada Tierra.
Y las cosas están peor hoy que hace un año. Que cada uno lo vea como quiera, pero 2008 ha sido un asco. Se ha puesto de manifiesto que la avaricia de unos pocos (en realidad han sido muchos, pero una minoría si lo comparamos con la población mundial) puede poner el jaque al resto, que la prosperidad que se había construido se basaba en juegos de monopoly donde a la larga todos pierden, menos los listos, los que solo piensan en su beneficio y ya están disfrutando de haber repartido tanta miseria por el mundo.
Se ha puesto de manifiesto que nadie hace nada, que realmente el juego al que se tenía que jugar era a ése, a hacer ver al mundo que la cosa iba bien para que siguieramos gastando y comprando, basando la felicidad de cada individuo en su propio ego particular: mejor coche, mejor casa, mejor tele de plasma, mejor teléfono móvil, mejor consola de videojuegos…, haciendo que cada uno se sintiese bien solo por el hecho de compararse al resto y verse en mejor situación (aunque luego debiesemos hasta la camisa que llevamos puesta)
Mientras, fuera de toda esa vorágine consumista, gente muriendo de hambre, gente que se tiene que ir huyendo de su destino, gente oprimida luchando por su tierra, gente en guerra… y nosotros babeando porque un tipo con un cañón de gotelé ha disparado pegotes de pintura sobre un techo. Y nuestros gobernantes dándose palmaditas en la espalda y haciéndose fotos, porque hay que aparentar que se hace algo, porque la apariencia y no los actos son los que cuentan, porque, según sus asesores, poner tal gesto preocupado o cruzar las manos de semejante manera delante de una cámara dice más que lo que se vaya a hacer a continuación, y lo único que importa es llegar a la poltrona y aferrarse a ella.
Y el pueblo tranquilo, pues tiene su opio, su droga para hacer más llevadera su existencia, antes era la religión y sus iglesias, ahora son tipos en pantalón corto que ganan indecentes millonadas por correr tras un balón en catedrales de césped, con potentes cañones de luz y fuegos artificiales al acabar. Eso sí hace salir a la gente a la calle, celebrar un triunfo como si fuera propio, sentir un color y una camiseta. El pueblo sigue alabando a héroes, los que antaño se llamasen Aquiles, Ulises, Hércules o Jasón, hoy juegan a fútbol, tenis, baloncesto, conducen coches de carreras y son usados con astucia para sumergirnos aún más en el consumismo, en lo que hace moverse el mundo.
Adiós, 2008, llévate tus elecciones generales, tu crisis, tu petróleo, tus bancos, tus hipotecas ninja, tu desempleo, tus olimpiadas, tu eurocopa de fútbol, tu expo, tu nuevo presidente de Estados Unidos… Llévatelo todo porque no lo quiero, yo lo único que quiero es esperanza, esperanza en que 2009 sea mejor que el anterior y que pronto, cuanto antes mejor, el mundo empiece a latir al ritmo que realmente debe si quiere sobrevivir, y no al que marcan la avaricia, la envidia y la soberbia, de las que ya hay demasiadas, tantas que ya empieza a doler…
Y las cosas están peor hoy que hace un año. Que cada uno lo vea como quiera, pero 2008 ha sido un asco. Se ha puesto de manifiesto que la avaricia de unos pocos (en realidad han sido muchos, pero una minoría si lo comparamos con la población mundial) puede poner el jaque al resto, que la prosperidad que se había construido se basaba en juegos de monopoly donde a la larga todos pierden, menos los listos, los que solo piensan en su beneficio y ya están disfrutando de haber repartido tanta miseria por el mundo.
Se ha puesto de manifiesto que nadie hace nada, que realmente el juego al que se tenía que jugar era a ése, a hacer ver al mundo que la cosa iba bien para que siguieramos gastando y comprando, basando la felicidad de cada individuo en su propio ego particular: mejor coche, mejor casa, mejor tele de plasma, mejor teléfono móvil, mejor consola de videojuegos…, haciendo que cada uno se sintiese bien solo por el hecho de compararse al resto y verse en mejor situación (aunque luego debiesemos hasta la camisa que llevamos puesta)
Mientras, fuera de toda esa vorágine consumista, gente muriendo de hambre, gente que se tiene que ir huyendo de su destino, gente oprimida luchando por su tierra, gente en guerra… y nosotros babeando porque un tipo con un cañón de gotelé ha disparado pegotes de pintura sobre un techo. Y nuestros gobernantes dándose palmaditas en la espalda y haciéndose fotos, porque hay que aparentar que se hace algo, porque la apariencia y no los actos son los que cuentan, porque, según sus asesores, poner tal gesto preocupado o cruzar las manos de semejante manera delante de una cámara dice más que lo que se vaya a hacer a continuación, y lo único que importa es llegar a la poltrona y aferrarse a ella.
Y el pueblo tranquilo, pues tiene su opio, su droga para hacer más llevadera su existencia, antes era la religión y sus iglesias, ahora son tipos en pantalón corto que ganan indecentes millonadas por correr tras un balón en catedrales de césped, con potentes cañones de luz y fuegos artificiales al acabar. Eso sí hace salir a la gente a la calle, celebrar un triunfo como si fuera propio, sentir un color y una camiseta. El pueblo sigue alabando a héroes, los que antaño se llamasen Aquiles, Ulises, Hércules o Jasón, hoy juegan a fútbol, tenis, baloncesto, conducen coches de carreras y son usados con astucia para sumergirnos aún más en el consumismo, en lo que hace moverse el mundo.
Adiós, 2008, llévate tus elecciones generales, tu crisis, tu petróleo, tus bancos, tus hipotecas ninja, tu desempleo, tus olimpiadas, tu eurocopa de fútbol, tu expo, tu nuevo presidente de Estados Unidos… Llévatelo todo porque no lo quiero, yo lo único que quiero es esperanza, esperanza en que 2009 sea mejor que el anterior y que pronto, cuanto antes mejor, el mundo empiece a latir al ritmo que realmente debe si quiere sobrevivir, y no al que marcan la avaricia, la envidia y la soberbia, de las que ya hay demasiadas, tantas que ya empieza a doler…
qué gran puñado de verdades has soltado...
ResponderEliminarhasta nunca 2008, que el 2009 sea mínimamente mejor que tú
Mas razon que un santo...
ResponderEliminarEs curioso, pero yo estos dias haciendo mi balance particular tambien habia pensado en la situacion actual, en que momento tan desafortunado ha nacido mi pequeña Lía y me uno a ti en el deseo de que 2009 sea mejor porque si no el mundo se va a pique,
Besitos y ronroneos para acabar bien el año
Quizá no sea la manera más apropiada para terminar un año, pero ya me estaba cansando en los resúmenes televisivos de tanto Nadal, Olimpiadas y Selección Española y por eso he “soltado” (dices bien, Luismi) todo eso. Que no, que el mundo no va bien y no parece que vaya a mejorar, por mucho que Obama (¿Qué narices ha hecho Obama hasta ahora aparte de gastarse una millonada en la campaña?) esté en la Casa Blanca…
ResponderEliminarY sobre mi balance particular, ha sido un año bueno, mejor que el anterior, aunque he terminado muy quemado del trabajo (y de otras cosas) y creo que algo de buen humor se ha perdido por el camino… Espero poder recuperarlo en 2009.
Salu2