El tiempo pasa que vuela. Ayer estábamos era invierno y eran Navidades y ya estamos en primavera y con la Semana Santa encima. No me gusta especialmente la Semana Santa, nunca he salido de penitente (aunque varios familiares míos sí) ni me ha dado por ser tamborilero, trompetista o costalero, no soy de ninguna cofradía, no conozco las Hermandades que pueda haber en Ciudad Real y hace quizá más de una década que no he visto ninguna procesión.
Lo bueno de estos días es que uno aprovechaba para irse por ahí a ver mundo, y este año parece que de eso nada. Pensaba irme a la playa, pero quizá llueva y, la verdad, a estas alturas uno ya lo que quiere es descansar y casi prefiero quedarme cómodamente en casita… Así que quizá aproveche, si salgo a dar un paseo, para ver alguna procesión, creo recordar que la del Jueves Santo por la noche y la del Viernes Santo por la mañana eran especialmente bonitas.
Para ir abriendo boca, ayer, al pasar por la Iglesia de San Pedro, decidí dedicar unos minutos a contemplar los pasos que tienen expuestos en su interior. Los de San Pedro siempre han sido los que más me han gustado… Quizá tampoco esté de más algo de espiritualidad en estos días.