Daniel Craig, el lado oscuro de los Agentes Secretos

Si la semana pasada avanzábamos lo que nos podríamos encontrar en la nueva película del agente 007, ahora podemos hacer por fin una crítica a lo visto. Efectivamente, Daniel Craig no da para el papel clásico que tenemos en la mente del Agente James Bond. Pero es que éste no es el clásico James Bond que conocemos…

El que vaya al cine pensando encontrar más de lo mismo se va a llevar una desilusión o una sorpresa, según se mire. Si el personaje ya había sufrido cambios en las anteriores adaptaciones, en esta son más bruscos que nunca. El típico 007 que no se despeina en las peleas, que siempre gana por muy mal que todo pinte, que conquista a las mujeres con solo mirarlas, da paso a un ser oscuro, obstinado, que recibe casi mas leña que la que reparte, que se deja llevar por la ira y que realmente no controla la situación ni a los que le rodean, y para colmo, hasta le cuesta ligarse a las mujeres guapas de la película...

Dicen los entendidos que este era el planteamiento original de Ian Fleming cuando ideó al personaje, no puedo opinar sobre esto, pero el caso es que con esta película se acabaron los trucos imposibles de anteriores películas (véase el coche invisible de “Muere Otro Día”), las mujeres seducidas a golpe forzado de guión (“Golden Eye”) o los malos de turno tan poderosos y ricos que hacen cuestionarse para que quieren más si ya lo tienen todo (“El mañana nunca muere”)

En definitiva, un nuevo Bond, más oscuro, más violento, menos astuto y, yo diría, con un problema psicológico tan grave, que no lo quisiera cerca con una pistola en la mano, por muy al Servicio Secreto de su Majestad que trabaje…