Decepcionante final de Gran Hermano 11

Ha querido el azar que mi primer post en el blog del Gato Negro para 2010 sea sobre Gran Hermano 11, y no era lo que tenía previsto, pero es que he de reconocer (y si no lo digo exploto) que tras la expulsión de anoche de Arturo del programa, me uno a los que piensan que el show ha llegado a su fin.



Así que por primera y quizá por última vez, voy a contar lo que he visto en la edición de este año. Que ha sido bastante patética y lamentable en muchos sentidos…


Ayer la audiencia decidió expulsar al único que ha dado vidilla y gracia al concurso. El tipo es un golfo, un juergas, quizá algo brusco y grosero, pero un tipo directo y que siempre ha dicho lo que pensaba y, como he leído por ahí, muchas veces sin pensárselo demasiado. Su defecto: las mujeres, la que le ha buscado pidiendo guerra la ha tenido, aunque él ha dejado muy claro de antemano cuales eran sus intenciones y allá cada una si quiere seguir adelante…

Lo peor que le ha pasado: Indhira, una niñata que se ha pensado que por tener un par de revolcones ya tenia al hombre a sus pies y el titulo de propiedad colgado al cuello a perpetuidad, aún incluso cuando la relación se había acabado, sin dejar que otra persona (Carol) se pudiera acercar a él o, en caso de no poder hacer nada ya para evitarlo, sufriendo desconsolada al ver como otra más (Tatiana) se adentraba a jugar en sus dominios.

Indhira se ha autoproclamando “la Princesa Despechada”, papel que ha jugado muy probablemente en connivencia con la dirección del programa, ya que desde que la expulsaron (por no saber controlarse), hemos tenido que contemplar repugnantemente como su cara ocupaba la mitad de la pantalla cada vez que ponían un video de Arturito en acción.



Pero si Indhira es la princesa despechada, hay otra más, la Reina Madre de las Despechadas, que ha sido la propia presentadora del concurso, Mercedes Milá, de la que no sé muy bien (ni me interesa saberlo, por cierto) cuáles han sido su fracasos amorosos en su vida personal, pero que está claro que la han dejado tan marcada y jodida que no se ha cortado a la hora de desprenderse de su supuesta (y deseable) imparcialidad y focalizar y arremeter con todo su resentimiento y su odio hacia un tipo que poco ha tenido que ver con ella. Es igual, a Mercedes Milá le gusta ponerse como cabeza universal de las más variopintas actitudes, y si hace varios años era defensora acérrima de todo aquel que orinase en la ducha, ahora lo es de todas las mujeres despechadas que pueda haber en España, el mundo entero y parte del extranjero.



Así, con tan pocos apoyos y tantos ataques, Arturo no podía seguir más tiempo en la casa, lo que ha dejado un panorama donde nadie merece ganar en lo que queda de concurso: Hasta hace poco hubiera apostado por Saray, pero desde que se ha liado con Gerardo (muy buena la estrategia del programa de llevarlos juntitos a Italia y probablemente hacerles ver que un romance no les vendría mal) ya no la veo igual, sin contar con la ventaja clara que tiene al contar con su madre dentro del concurso, que aún no sé qué hace esa señora allí, ni porque hemos tenido este año que tener tres repescados (si ya uno demostró en anteriores ocasiones no ser una buena idea). Gerardo menos todavía, este tipo lleva la estrategia muy bien aprendida, tanto dentro como fuera de la casa, donde no quiero ni saber la cantidad de dinero que se están gastando sus familiares y amigos en llamadas para salvarle el culo una semana tras otra. Ángel es un “bueno para nada”, un tipo correcto, que procura navegar siempre entre dos aguas, sin decantarse por ninguna orilla y que no ha aportado nada al programa. Y solo me queda Tatiana, a la que no soporto desde el principio con sus gritos y su manera de hablar, pero de la que creo que es la más honrada y sincera de los que allí quedan.

Aunque sólo sea por eso, espero que gane Tatiana, aunque, como he dicho al principio, el show ha terminado. Lamentablemente por parte de casi todos, por cierto…