jueves, 7 de abril de 2011

Ricos, pobres y los que viven del cuento

Anoche andaba yo intentando ver algo en la tele que me distrajera y lo único que valía la pena ver era el final de la serie Spartacus; pero ya la había visto anteriormente (mucho mejor en versión original que en la doblada al castellano, todo hay que decirlo), así que seguí avanzando canales con el mando. Llegamos hasta un especial de “Callejeros Viajeros” donde se hablaba del lujo por el lujo y la ostentación: Discotecas para Vips en Rusia, las casas de las celebrities en Miami, el precio de los diamantes en Holanda… Demasiada repulsión me produjo todo aquello, decidí volver a hacer zaping desde el principio.

En la uno, “Comando Actualidad” (o un formato similar) entrevistaba a varias familias casi del montón: en qué trabajaban, sus aficiones, los hijos que tenían, etc. En concreto salía una que tenía una tienda de ropa gótica y otra que tenía una de intercambio de ropa usada. Gente humilde, con sus miserias, sus preocupaciones, sus alegrías y alguna que otra buena dosis de coraje a la hora de seguir adelante. Nada del otro mundo, se ve todos los días en la gente que nos rodea.

En esto que decidí mirar algo de Internet antes de irme a dormir y me encuentro con que los Eurodiputados (que todavía muchos nos preguntamos a qué se dedican) han votado en Estrasburgo en contra de congelar sus salarios y dejar de viajar en primera, incluso para vuelos de menos de cuatro horas. ¡Ole y Ole, a seguir viajando en Business Class a costa del dinero de otros y a seguir cobrando sus dietas y sus buenas remuneraciones, como si no estuviera pasando nada! ¡Qué asco, señores y señoras eurodiputados y eurodiputadas, qué vergüenza debería de darles!



Y así estamos actualmente: ricos, pobres y los que viven del cuento, del cuento de que como han sido elegidos democráticamente por el pueblo soberano, lo que hacen es importante y por eso hay que pagarlo entre todos, que va en nuestro beneficio. Pues será en beneficio de los ricos del principio, o a lo mejor para que los altos cargos de los consejos de administración de las empresas cobren más y los empleados de base cada vez menos. Pero del pobre, del pobre nunca se acuerda nadie… Salvo para pedirle el voto cuando llegan elecciones (y a seguir viviendo del cuento otra temporadita más...).

1 comentario:

  1. Hoy, al ver que la cosa se les podía ir de las manos, algunos grupos han dicho que votaron mal por error y que se lo replantearan para lo próxima. Más o menos habrán pensado algo así: “Osti, tú, que la peña está muy cabreada y no nos quitan ojo de encima. Al final nos van a tener que ver trabajando de verdad o nos tendremos que volver al pueblo a vivir de la pensión”

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